Sabemos que no somos evangelizadores por cuenta propia. Cierto día nos presentaron en la Parroquia de San Francisco Javier y nos ofrecimos a los párrocos Jesús Aira y Jesús Santiago para colaborar. En realidad, estábamos respondiendo a una llamada. La misma que hizo Jesús a sus apóstoles y discípulos para que fueran sus compañeros en el anuncio del Evangelio a todos los hombres.
Durante este curso nos hemos sentido
“acompañados” del Señor para anunciar a los más pequeños las maravillas de su
Salvación. Nuestra llamada no ha sido un diploma de honor, sino una vocación de
servicio. Hemos llevado un gran tesoro en vasijas de barro con asombro y hasta
con miedo. Recordamos nuestros comienzos, cuando le decíamos al Señor: “No me
elijas a mí, mira que no se hablar”, “que hay otros más preparados que yo”. Y
recordamos que Él nos decía siempre: “Venga, no temas, que Yo estoy contigo”.
Y es cierto. Hoy nos reunimos para
dar gracias al Señor por confiar en nosotros sin merecerlo, para agradecerle el
trabajo realizado en su nombre, por haberse sentido tan cercano a nosotros, y
por haber disfrutado de su presencia en los niños con los que hemos trabajado.
Con una celebración de la Eucaristía y una pequeña celebración festiva acabamos
el curso en la parroquia. Desde aquí con una despedida temporal deseamos a
nuestras compañeras: Amparito, María, Rosa, Lola, Ángela, Mari Luz, Maricarmen,
Noemí, Belén, Pilar y Patricia, unas felices vacaciones, hasta el curso que
viene.


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